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  • Foto del escritorPato Ramón

El valor del DT

En este país, Directores Técnicos, somos todos.


Frase mil veces escuchada. Ser DT quisiéramos ser muchos a los que nos gusta el fútbol, y que ya no lo practicamos por diversos motivos, edad, incapacidad física, o la inteligencia de haberse dado cuenta que ser jugador no era lo de uno.


Pero me parce que eso de que todos somos DT es porque la vemos de afuera, ya que más que DT somos “opinólogos de fútbol”. Porque una cosa es hablar, cada uno con sus gustos futbolísticos, estilos de juegos, identificación con jugadores, etc., y la otra es estar con el buzo de DT frente a un plantel de jugadores.


Uno está en un bar, en el café, y seguro que en una mesa hay quienes están hablando de fútbol; a la salida de la misa se juntan para hablar de la redonda; los velorios son un lugar recurrente para hablarlo, comenzando con de quien era hincha el finado, y de ahí, si jugó en algún club, para seguirla con la Selección, o las cargadas por algún descenso.

Es muy difícil que dos personas, mira lo que digo, solo dos, que armen el equipo de la Selección, coincidan en la totalidad de los jugadores que la componen.

Por eso, hablar, hablamos todos, los que saben, los que no sabemos, los que jugaron y los que no pateamos ni un zapallo. Es fácil hablar, el tema es cuando te dan un plantel para dirigir.


En el hipotético caso que un club te designe DT, tendremos que saber en la categoría que se encuentra la institución en cuestión, Primera o Ascensos. Objetivos del club, si quiere pelear por el campeonato, meterse en alguna copa continental, navegar por la mitad de la tabla o salvarse del fantasma del descenso. Y sobre todo, valuar la calidad de los jugadores que conforman el plantel. En definitiva, saber para qué están, y para lo que podrían estar.


En cualquiera de los casos anteriores me estoy refiriendo a jugadores mayores, que teóricamente han cumplido con todas las divisiones inferiores, que han acumulado todos los conceptos, o la mayoría, para transformarse en jugadores de primera división.

El hecho de jugar en Primera, no te acredita como jugador de Primera. Esta pequeña diferencia, que no es un juego de palabras, les da la pauta, a los DT, quienes están preparados para ser considerado como jugador de Primera División.


Con el solo hecho de ver jugadores que enganchan para tirar un centro, porque no le quedo para la pierna hábil, el déficit a la hora de cabecear o controlar la pelota, es suficiente para comenzar a evaluar los jugadores.

La tarea de entrenar planteles de primera, los trabajos, pienso, todo de oído, están más relacionados con las tácticas, los trabajos sobre la estrategia, pelotas paradas, etc., más que en la técnica propiamente dicha.


En cambio si hablamos de DT que están a cargo de divisiones menores, el trabajo es diametralmente distinto, ya que estas frente a jóvenes, niños, adolescentes, a los cuales les tienen que enseñar, mejorar, desde atarse los botines y vendarse, porque no comer esto, cepillarse los dientes, hasta como pararla con el pecho, como pegarle o hacer un cambio de frente, o un simple saque lateral.


Para trabajar en Divisiones Inferiores se necesita vocación, no niego que para jugadores mayores también, pero a la vocación que me refiero es la educativa, docencia y decencia, como maestros de grados que te enseñan los números y vocales en primer grado (escuelita, categoría promocional, División 10º, 11º), hasta que terminas el secundario (categoría juvenil, División 4º, 5º y 6º), y llegas a manejar la tabla periódica de elementos, al dedillo.


Pero quiero hacer hincapié en la valoración que se hace con los DT, y voy a tratar el tema especialmente a los de Divisiones Inferiores, ya que la continuidad de los DT de Primera, por lo general, está supeditada a los resultados que van logrando, en la mayoría de los casos.


Las valoraciones hacia los DT los podemos ver con distintos prismas, desde distintas posiciones, las cuales son dispares según, justamente, en la posición que está parado el que realiza tal evaluación, y desde mi punto de vista puedo decir que son varios: Directivos, Padres, Jugadores, Hinchas, y el propio DT.


Voy a tratar de desmenuzar sintéticamente la importancia que les damos a los encargados de encaminar a los jóvenes en nuestra Liga Regional (LRFSF).


1. Directivos


La mayoría de los directivos que conforman las distintas sub comisiones de fútbol de Divisiones Inferiores (sobre todo en las Ligas del Interior), podría asegurar sin miedo a equivocarme, que el 90 % son padres que tienen, tuvieron, sus hijos jugando en el club que administran.

Una cosa es escuchar a los dirigentes antes de la pretemporada, enero/febrero, en donde se los puede escuchar hablar de proyectos deportivos, de la importancia que ejerce el club ante la sociedad, de rescatar a chicos de los vicios que todos conocemos, y hasta de poner el club a disposición de aquellos jugadores “que pintan bien”, para que den el salto a alguna institución de mayor importancia nacional y lograr un salvataje para la economía de la institución.

Escuchándolo desde afuera, está muy bueno, desde una tarea deportiva, proteger y sostener a los chicos en una mejor vida social.

Pero con el transcurso de la competencia, de los meses, del tiempo no dedicado a sus familias, se escuchan otras voces. Que termine pronto el año porque están cansados de todos los fin de semanas dedicárselos al fútbol. De llegar a fin de año tratando de sanear las deudas. Que en lo deportivo no les había ido tan bien como pensaban, y que tendrían que haber cambiado a un par de DT.

Hasta algunas veces (muchas), se pierden los objetivos deportivos imponiéndole a los DT que solo deben jugar aquellos niños que están al día con las cuotas societarias, dejando de lado todo el trabajo realizado por los cuerpos técnicos tratando de mejorar a cada jugador, y hasta conformar el mejor equipo para estar en lo más alto de la tabla de posiciones, sin que esto sea lo primordial en Divisiones Inferiores. Haciéndoles dejar de jugar a chicos sin posibilidades económicas para cancelar las cuotas, siendo en muchas oportunidades los mejores valores de los equipos. Políticas económicas respetadas, no compartidas.

El desgaste va cambiando el proyecto inicial, los objetivos comienzan a desviarse, y la realidad deportiva-social-económica hizo mutar el camino de los logros deportivos planeados por el escaso ingreso de dinero.

Entonces el valor del DT que pueden tener para los dirigentes es relativo sino se mantiene la idea para qué trajeron al entrenador, que pueden ser, lograr campeonatos, participar de manera recreativa para que jueguen los que pagan la cuota, o, proyectar jugadores al plantel principal y a clubes con una mayor y mejor competencia.


2. Padres


Madres y padres se dan cita cada sábado, o el día que su hijo es convocado. Van a la cancha con la ilusión de ver a su hijo jugar. Dependiendo de la categoría a la que pertenece el hijo-jugador, aumenta o disminuye la asistencia de progenitores. Si pertenecen a las más chicas, Escuelita, Promocionales o Pre Infantiles, hasta la Novena, la cantidad aumenta considerablemente si las comparamos con la categoría que sigue, Infantil-Octava, y ni hablemos en las más grandes Pre Juvenil-Quinta y Juvenil-Cuarta, que tristemente se ve un paupérrimo espectáculo tras el alambrado, me refiero a la cantidad de padres que se acercan a seguir la carrera deportiva de su hijo, y que muchos fines de semana solo calientan el banco de suplentes.

Es aquí cuando comienzas los reclamos de los padres hacia los DT, aduciendo para qué convocan a su hijo si no lo hacen jugar. O lo ponen pocos minutos. Esgrimen que pagan cuota del club, de fútbol, se pagan los viajes, y no puede jugar un partido completo. Ni hablar de los padres que sus hijos no son ni siquiera convocados. Entonces ese DT para esos padres, directamente, no sirve.

Están también los otros, los muy menos, los que no creen que se vayan a salvar la vida económica pensando que su hijo es un Messi. Se conforman con que el pibe tenga una vida deportiva, que el DT le inculque buenos valores, de vida y deportivos, y que en definitiva, algo aprenda de fútbol. En estos casos el DT es bueno por la dedicación y paciencia que les tiene a sus hijos. Claro está, estos padres son los menos, sobre todo los podemos ver en las categorías iniciales.

A medida que pasan los años los propios padres, coherentemente, se van dando cuenta que su hijo deberá agarrar para el lado de los libros si quiere tener un mejor futuro social y económico.


3. Jugadores


Los chicos quieren jugar, pero deben entender que solo se pueden convocar a cierto número de jugadores, y que no todos podrán hacerlo si los objetivos de la dirigencia y de los DT coinciden en que la prioridad es la parte deportiva, lograr títulos. Hay que hablarlos mucho, hacerle entender que, sobre todo cuando el plantel es numeroso, deberán tener paciencia para ser convocados, si no son muy sobresalientes con la pelota. Para calmar la ansiedad, hay que tratar de hacerles partidos amistosos, participar en alguna liga paralela, para que al menos, despunten el vicio y se sientan participe del grupo, haciéndole entender que estos partidos sirven para crecer, mientras le llega el turno de integrar el primer equipo.

En estos casos la valoración de los jugadores hacia sus entrenadores no lo hace a fin de temporada, sino, con el correr de los años, donde recuerda a quién le enseñó y “dejó algo” para crecer como jugador, y aquellos otros DT que fueron uno más.


4. Hinchada


La parcialidad siempre querrá ganar, como todos. Siempre exigirá un triunfo sin importar demasiado quién integre el equipo, de qué manera se juegue o qué táctica se utilice. El frenesí y el entusiasmo que provocan un puñado de personas a la par y embanderadas con los mismos colores, por momento les hacen olvidar que son padres, hermanos o dirigentes.

La pasión desmedida por el fútbol transforma tranquilos oficinistas en sanguíneos hinchas; empresarios calculadores en desenfrenados y coléricos barras. Todos enceguecidos por lograr un triunfo cueste lo que cueste, y lograr así, el mayor rédito sea cual fuese su “rol de hincha”, a saber: como dirigente, que las categorías se vean bien arriba en las tablas de posiciones; los empresarios-representantes, para cotizar mejor a “sus figuras”; padres, sentirse orgullosos por sus hijos-jugadores, e ilusionarse a futuro; y los hinchas, los pobres hinchas, estar una semana contentos por el triunfo logrado, sabiendo que deberán volver a sufrir el próximo finde.

El valor que los hinchas le dan a los DT dependerá de las estrellas que puedan colocar en el escudo del club de sus amores, o los jugadores que lleguen a trascender en algún club importante.

Por eso, a la hinchada, agradecerles el aguante y los cantos por el equipo de sus colores, pero nada más, solo eso y hasta ahí.


5. Director Técnico


Cada entrenador sabe el valor que tiene. El DT siempre estará en el ojo de la tormenta, ya sea por la calidad de jugadores que le toque dirigir, la divisional en la que juega, el nivel de competencia de la Liga. Los objetivos de los dirigentes, la historia deportiva del club, las ambiciones del grupo que comanda, etc., etc.

El DT podrá lograr todos los objetivos deportivos, como campeón con el club y campeón con su categoría, pero siempre habrá tela para un reproche o algún cuestionamiento, desde cualquiera de los integrantes de la comunidad que conforman una institución deportiva, y antes mencionados: Directivos, Padres, Jugadores e Hinchada.

Pero es el momento de tratar de interpretar cómo se valora, o se debería valorar, un DT por el trabajo que realiza con el plantel que tiene a su cargo. Continuando con el ejemplo tomado en los demás casos de valoraciones con divisiones formativas.

Ganar queremos ganar todos, DT y Jugadores. Los primeros involucrados, las dos partes más valiosas en un plantel de Divisiones Inferiores, aquel por ser el docente formador y cabeza del proyecto deportivo, los otros, los jugadores, lo más trascendental e importante del fútbol, como ejecutores de la idea futbolística. Sin jugadores, no hay juego.

El DT estará muy atento en la formación del grupo, primero, y luego del equipo, enfatizando en la parte técnica de cada jugador, tanto en los movimientos corporales, sin pelota, como al momento de hacer contacto con el elemento, la pegada al balón en todas sus maneras (cara interna, externa, empeine, potencia, etc.) cuando hablamos del contacto pelota-pie.

Acentuará los trabajos señalando los errores a corregir para mejorar el cabezazo en sus perfiles, tanto en la potencia como en la dirección, defendiendo o atacando, lo que llevará a una mejor eficacia. Por solo nombrar un ítem como manera de ejemplificar.

El control de la pelota deberá ser trabajado como prioridad ya que sin un buen dominio, y gobierno del elemento, será imposible seguir progresando en la entrega, recepción, en los pases de corta, media y larga distancia.

El DT insistirá con los trabajos de definición de delanteros, mano a mano o con marca, recalcando los déficits a superar para lograr un mayor porcentaje de conversiones.

Y así se podrían seguir enumerando de acciones, trabajos si se quieren, que realizará con los chicos para mejorar, corregir, enriquecer, a cada uno de ellos, tratando de emparejar, hacia arriba, las condiciones técnicas de los jugadores para poder así incorporarle las disposiciones como equipo, como formaciones propiamente dichas.

Entonces, con el correr de los meses, y llegado al final de la temporada, cada DT podrá hacer su propio balance del trabajo desarrollado, el progreso que ha notado en cada uno de los jugadores, teniendo muy en cuenta, las condiciones que mostraba el chico 9 o 10 meses antes cuando se inició la temporada.

Evaluará también las cuestiones personales de cada uno de los pibes como el carácter, liderazgo, cooperación, temple, personalidad, etc., etc., logrando así una valoración general de la tarea que le cupo con el buzo de entrenador, de acuerdo a lo que cada jugador pudo evidenciar en la mejorías a lo largo de la temporada.

Más allá de los logros deportivos, como la conquista de un campeonato, el DT no debe perder los objetivos para lo cual está, sobre todo en Divisiones Inferiores, que es la de formador. Cada DT, consciente de su tarea a desarrollar, a fin de temporada sabe si su trabajo fue positivo o no. Y más lo sabrá, al año siguiente, el próximo DT que se haga cargo de estos mismos jugadores.


Ojalá los DT de Divisiones Inferiores sean valorados (económicamente), tanto o más que un DT de Primera División.


Sin Inferiores, no hay Primera.


Siempre digo, más que un DT o un entrenador, deben ser un “corregidores de errores, mejoradores de la técnica”.


Sin técnica, no hay táctica posible.

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