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  • Foto del escritorPato Ramón

La geometría en el fútbol

El sabio griego Eudemo de Rodas, atribuyó a los egipcios el descubrimiento de la geometría, ya que, según él, necesitaban medir constantemente sus tierras debido a que las inundaciones del Nilo borraban continuamente sus fronteras. Recordemos que, precisamente, la palabra geometría significa medida de tierras.


Entre la sabiduría del filósofo, discípulo de Aristóteles, las tierras de los griegos, y la hipótesis de Colón, con su tierra redonda como una pelota (la que ya se estaba ideando A.C. en Bell Ville), es que no podemos desestimar que la geometría es parte, y muy importante, del fútbol como juego y deporte.


Como desestimar la presencia geométrica en el juego del balompié, si hasta jugadores con nombres precisos y simétricos, están presente en algunas formaciones, como los son Cuadrado (Juan Guillermo), Angulo (José Enrique) y Redondo (Fernando Carlos).


La geometría en el fútbol se usa en numerosas ocasiones. Para medir el terreno de juego, saber el ángulo correcto para disparar el balón, conocer el volumen de las porterías, además de medir sus demarcatorias internas. Ese terreno de juego que ha de tener siempre una forma rectangular, al igual que sus áreas, también merece y debe ser calculado y determinado.


En la geometría encontraras términos como línea recta o línea curva; círculo y semicírculo; ángulos agudos, obtusos, llanos; el punto, donde se inician todas las líneas y figuras, etc.


Pero todos esos términos necesitan de una traducción más coloquial cuando los relacionamos con el fútbol. Entonces las líneas rectas pasan a ser líneas laterales, de fondo, o bordes de áreas. La medialuna y la redondela de la mitad de la cancha, reemplazan al semicírculo y al círculo. El punto, así a secas, paso a llamarse punto del penal, con o sin intervención del despreciable VAR.


Los ángulos son variados, pero en una cancha ahora son otros. El ángulo es cerrado, y deja de ser llano, para así intentar un gol olímpico. Los arqueros las descuelgan del ángulo palo-travesaño. El ángulo más lindo es aquel cuando el relator dice, “la clavo en el ángulo superior derecho”. En una cancha, muchas veces, los ángulos son imposibles, cerrados, y hasta muy difíciles. Aun así los jugadores se las ingenian para poner la pelota “en el ángulo más lejano del arquero”, siguiendo con alguna otra transmisión futbolera.


No solo con términos individuales hay que relacionan a la geometría con la pelota. También hay frases, muy a menudas escuchadas en los campos de juego, o muy cerquitas de ellos.


“Los volantes… ¡triangulen!

“En línea recta, #4, siempre recta, paralela al lateral”.

“En diagonal, wing, en diagonal hacia adentro cuando la tiene nuestro #10”.

“En el círculo central, sí, ahí parese, no sea tan obtuso”.

“El arco es un rectángulo gigante, ahí hay que meter la pelota, delanteros”.


Sólo son algunas frases que a menudo utilizan ciertos catedráticos desde el banco de los suplentes. Términos que algunos de los jugadores no alcanzan a entender, y hasta no saben si están en una cancha de fútbol, o en la hora de geometría y matemática.


Tal es el caso de ciertos arqueros cuando les indican que, “manejen la bisectriz”. Pero el #1, también los #12, se quedan mirando al DT de turno, como un burro enamorado, mira a la luna.


Todo sería distinto, y más fácil, si les dijeran, “achica arquero”, y ahí sí, sin inconvenientes, entenderían que achicar es hacer unos pasos hacia adelante, en busca de aquella pelota que viene dominada por un inefable delantero, cual Cata Cereso con una inusitada carrera de bólido; o aquella otra bola que puede ser escupida por el furibundo disparo del botín del Cabezón Freytes con su melena al viento.


Al fin y al cabo, la bisectriz, no es otra cosa que la semirrecta con origen en el vértice del ángulo y que lo divide en dos ángulos de igual medida. O sea, “arquero párate al medio”.


Pero claro, a la bisectriz, Calmado Flores, Tarrito Boscolo, y ni el Facha Boiero, la tenían registrada, por más que el que se lo indicara era el paciente Guanora Romero, más que un DT, un verdadero docente de los que casi ya no se encuentran.


Calmado lo único que conocía con esa terminación, era a Beatriz, la hija del panadero Juárez, y a Soledad Silveyra, la actriz de aquel momento.


“Un triángulo Cirio, júntese y forme un triángulo con los hermanos Reta, y así se pasarán más fácil la pelota”, les indicaba el maestro Rivadeneira, a la vez que se levantaba del banco de suplente, más para estirar las piernas y fumarse un pucho, que para dar alguna precisa indicación.


Pero no había forma, mejor dicho, no tenía forma de un equilátero aquella triangulación. Siempre se parecía más a un isósceles o un escaleno. Menos mal que no se les dio por la arquitectura a ninguno de estos tres excelsos jugadores.


“Como sus piernas Flores, como sus torcidas piernas tíreme un centro. Que la pelota haga un paréntesis en el aire, casi un semicírculo, con mucha comba. ¿Me entiende lo que le digo, querida Chueca?”. Le pedía el DT, casi paternalmente, Miguelito Juárez a aquel marcador de punta en sus continuas proyecciones, muchas veces sin destino cierto y con poco retorno, sobre todo en los partidos nocturnos.


“Ustedes dos, Capellini y Sema, ¿saben lo que es una línea recta? Es un palito, largo, derecho. Bueno, así derechito, tienen la línea de cal como ejemplo. Así, derechito, sin zigzaguear, van hasta el fondo, y cuando vean otra línea de cal cruzada, tiran el centro al área. ¿De acuerdo?”. Casi sin paciencia, otro DT, el Toro Osvaldo Jiménez, les pedía a sus marcadores de punta que pasaran al ataque y terminaran la jugada.


Pero bueno, a Atele y al Beto, el bovino no les dijo que la línea cruzada debía ser la del fondo, y no la de mitad de cancha, a la que cada vez que llegaban, tiraban un centro al círculo central.


“Ni para adelante, ni para el costado, en dia-go-nal, como un alfil”. Así, con mucho énfasis, de manera lúdica y didáctica, se los explicaba la Cocha Carreño al Chimango Clara y al Chancho Sabino, dos de los wines, pesos pesados, del equipo, para que entendieran lo que era, “tirar una diagonal”.


“No siempre es para adelante, continuaba el DT y maestro de la noche, terminen alguna vez, con o sin pelota, en la posición del #9”, puesto que el aporteñada técnico conocía de sobremanera.


Con mansedumbre santiagueña, el DT Luis Galván dialogaba con Tupa Braschi y Coqui Gigena, remarcándoles las dimensiones del arco. “Es rectangular, les decía el campeón del mundo, es gigante, tiene 17,86 m2, cómo es posible que no emboquen la pelota”, les terminaba preguntando a los verdolagas vanguardistas.


Pero clato Braschi se empecinaba en "amasarla" antes que convertir, y el Coqui buscando flechar alguna jovenzuela que lo miraba con la ñata contra los rombos acerados.


“Que difícil se hace todo”, comentaban por lo bajo los utileros. “Por qué no hacen como el Pelado, se animó a conjeturar uno de ellos. Sí, hagan como Zagonel, que más que geometría, es puro arte lo que el despliega”. (hay cuento, “La mascota del Pelado”).


“O como Charly Navarro, ¿no ven que siempre se las entrega redondita redondita?, siempre apoyando para una buena salida con los volantes”. Tan buenas salidas como las que solía tener el marcador central, los viernes por la noche.


Bueno me tengo que ir a, tengo un zoom de algebra, y tengo que descifrar el teorema de los catetos, sí, el de Pitágoras.


Ahhhhh, y a ustedes, Espósito, Giay, Vitton, Tristany y Romero, la clase de vehemencia, sacrificio, frenesí, marca, y ganar o ganar, lo veremos en el entrenamiento del martes próximo. Hoy no traje las canilleras ni el barbijo, y mis temores de enfrentarlos, son mayúsculos. Por distanciamiento social, sabrán entenderme.


La geometría, esa materia que a algunos les cuesta un poco más que a otros. Una materia exacta, gracias a los elementos utilizados, como la regla, el transportador, la escuadra, pero a la hora de relacionarla con el fútbol, nunca, pero nunca se olviden, que deben jugar al compás del #10.

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