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  • Foto del escritorPato Ramón

Nombre, o..., ¿doble apellido?

Muchas veces me preguntan cuál es mi apellido. ¿Muchas dije? Más que eso. Cada vez que tengo que responder o escribir para registrar mi apellido, la pregunta me llega por consecuencia. El hecho de tener un nombre por apellido y un segundo nombre poco común, nada digamos, acentúa la pregunta de que si mi apellido es tal o cual. Cuando solo digo mi primer nombre y mi apellido, se quedan esperando mi “verdadero apellido”.


"No señor, mi apellido es tal, ese nombre raro es mi segundo nombre. No señora mi apellido es ese, no uso otro, no tengo otro". Pero más allá de seguir despejando las dudas de mi nomenclatura, estoy orgulloso y gustoso de mis nombres, compuestos por uno exótico y un apellido-nombre. Para los que no me conocen, me llamo Miguel Hirám Ramón.


Permanentes aclaraciones de las que nunca saque provecho para nada, si es que tendrían algún rédito por sacar. Fui de andar por la vida sin apellido, hasta que comencé a ser el “yo actual”. Siempre fui el hijo de…, haciendo referencia al sobrenombre de mi padre que era más conocido por su alias que por nuestro apellido, como me sucede a mí desde hace muchos años. Era el hijo del Luyo, sobrenombre de mi padre. O sea, yo era muchas veces, Miguel Luyo. Tengo un sobrenombre que me persigue desde antes de ingresar al jardín de infantes, con los años, y a medida que más corría detras de una pelota aque nunca pude alcanzar, soy como dice el título del blog, Pato Ramón.


No soy un caso único, ni mucho menos, lo sabemos, hay muchos individuos que tienen un nombre como apellido, y personas que han tenido sus momentos de fama como los futbolistas Nicolás Domingo, Mariano Juan, José Miguel y Juan Pablo Ángel, ex jugadores de River; Adrián Guillermo y Daniel Osvaldo, ex Boca, los hermanos Enrique también en la banda y el diablo; Marco Ruben en Central y Diego Mateo en Newell`s, o Mariano Eduardo Alberto ex Unión de Santa Fe. También Carlos Franco, el locutor, el periodista Miguel Simón u otros más ignotos como Abraham, Jorge, Martín, etc. etc.


Cuando conseguí la doble nacionalidad, en donde figuro en toda la documentación con el apellido materno (Quaranta), pensé en adoptarlo como segundo apellido, y de hecho en algunas oportunidades lo hice, de manera oral o escrita, pero no por eso dejaron de aparecer los problemas, es más, surgieron nuevos, ya que a mi apellido, el paterno, lo colocaban como el tercer nombre, y a veces ni eso, solo era Miguel Quaranta, casi terminaba no siendo yo.


Entonces, a veces pienso, si, aunque no lo crean, que estaría bueno llevar también el apellido de la madre ya que bastante hacen para que estemos en este mundo. Pero claro, con el correr de las generaciones sería imposible escribirlos en los documentos de identidad ya que se irían sumando una cantidad de apellidos imposibles hasta de recordarlos.


Y digo esto porque un varón al llevar los dos apellidos, digamos Pérez García, sus nietos serían Pérez García López, este último el apellido materno, y así agregando uno más sucesivamente. Entonces mejor lo dejemos así con el apellido paterno solo, y que te toque el que te toque, si es que te toca un apellido, como no me sucedió a mí.


En algunos países como Finlandia los hijos en vez de llevar el apellido del padre, llevan como apellido el primer nombre del padre. Es así que el hijo de Marcelo José Quiroga se llamará Víctor Hugo Marcelo. Es solo un ejemplo, ya que debe ser muy difícil encontrar un Quiroga en Finlandia.


En España también el tema de los apellido tiene sus tejemanejes, ya que mucho depende en la profesión que te desempeñes para que puedas, y debas, usar uno o dos apellidos a la vez. Sí, parece un poco irrisorio llevar una cierta cantidad de apellidos dependiendo del trabajo que realices. Pero es así.


Precisamente en la madre patria se produce este tipo de situaciones con la obligación de ejercerla con el doble apellido paterno-materno. Esto se ve en el campo del arbitraje del balompié y no desde hace mucho tiempo, ya que comenzó en la década de los 70 del siglo pasado, tiempos que España padecía la dictadura del general Franco.


Como dije, en el único deporte en que los árbitros estaban obligados a usar el doble apellido, era y es, en el fútbol, y solo los colegiados, los encargados de impartir justicia lo hacen, ya que ni jugadores, DT o cualquier persona que desempeñe algún otro rol en este deporte está obligado a hacerlo.


Esta imposición comenzó con una mala frase, la que marcó y dejó para el resto de los días, la obligatoriedad del uso del doble apellido. La frase no fue otra que, “Franco es muy malo”.


Ángel Franco era un árbitro que en sus comienzos era un verdadero desastre impartiendo justicia (ven, no es de ahora los malos arbitrajes), y permanentemente se dudaba de su honestidad ya que sus continuos errores arbitrales hacían enardecer a los parciales perjudicados, y los títulos en los diarios se multiplicaban con “Franco es el culpable”, “Franco masacró al Valencia”, “Franco castiga al pueblo vasco”. Las críticas contra Franco eran muy duras, y los insultos desde la tribuna no eran otros que “Franco ladrón”, “Franco hijoeputa”, “Franco cabrón”, y todos los derivados agraviantes que se pueden originar desde una tribuna derrotada por los malos arbitrajes.


Estas expresiones fueron tapa en todas las planas de los diarios españoles y que por supuesto llegaron a ojos y oídos del dictador, y pensando que esa humillación era para él, fue que sentenció la proclama del doble apellido en los árbitros, y así evitar ironías y confusiones, aun cuando la situación se había aclarado y que las denostaciones no eran para el general, sino para el árbitro, el otro Franco.


Entonces Ángel Franco pasó a ser Ángel Franco Martínez.


Ese hecho fue para este árbitro como un antes y un después en su proceder dentro de un campo de juego, ya que a partir de ese decreto su carrera dio un vuelco de calidad, transformándose en uno de los mejores árbitros de Europa. Tan es así que fue el único representante español en nuestro Mundial '78, dirigiendo primero el encuentro entre Polonia – Túnez, y luego la semifinal entre Holanda – Italia. Fue por 17 años árbitro, con quince temporadas como internacional, durante los cuales dirigió muchas finales de copas y ligas como aquella mal recordada final, en 1984, entre el Barcelona y el Atlétic que terminó con una guerra campal con el mismísimo Maradona enfundado en la camiseta que hoy lleva Messi. Ángel Franco Martínez hoy es uno de los vicepresidentes del Comité Técnico de Árbitros.


A partir de la muerte del dictador Franco, en 1975, recien pudo dirigir una final de la, hoy, Copa del Rey, anteriormente llamada Copa del Generalísimo, ya que antes no se lo permitía el Jefe de Estado, para que los insultos no se multiplicaran y que realmente fueran dirigidos, de manera indirecta, a su persona.


Así es con los apellidos, algunos muy comunes, otros irreproducibles, hasta exóticos y difíciles de pronunciar. Algunos que casi ni los consideramos como tales, por el caso de ser un nombre, y a veces ni siquiera eso, porque hasta el Chavo del 8 le ninguneaba el nombre al padre de la Chilindrina llamándolo… ¡Rondamón!!!


Perdón, esto último se me chispoteo.

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