Recordando a Roberto Santoro.
Párrafos incluidos en su libro, “Literatura de la Pelota” (*)
Y se acabó el partido
Dicen que la noche del 1° de junio de 1977 era fría. Húmeda y fría, dicen. Cerrada, húmeda y fría, agregan. Roberto Santoro, Toto o el Pelado había ido a trabajar como todos los días a cumplir las funciones de preceptor en el turno tarde y subjefe de preceptores en el turno noche. La tarde pasó sin problemas: completó planillas, llenó registros, controló boletines, escribió algunas cartas. A la noche cantó otro gallo. Las noches cerradas y húmedas y frías son un mal presagio…
Más o menos a las ocho, dicen, y ya es bien noche a esa hora en Buenos Aires a fines de otoño, entraron tres hombres a la escuela. Uno de ellos dicen que dijo ser hermano de un alumno y que pidió por un preceptor. Dicen que él se acercó, extendió su mano y se presentó con nombre y apellido. Dicen que esgrimieron armas de fuego y que lo sacaron a patadas y empujones. Dicen que una empleada pidió auxilio y que los que la oyeron y acudieron al llamado fueron encerrados en una oficina a punta de pistola. Dicen que él gritaba “¡me llevan a mí!, ¡me llevan!”. Dicen que lo metieron en un auto y que el auto se perdió en la noche.
Y se acabó el partido… Lo que mata no es la humedad y es peligroso tocarle el culo al general cuando está prohibido.
(*) Literatura de la Pelota, un libro mítico, difícil de conseguir desde hace más de treinta años.
Roberto Santoro, pionero en recopilar textos relacionados con la literatura futbolera. Buscador y seleccionador incansable de libros de fútbol. Escritor y poeta, buen jugador y asistente incondicional de las tribunas.
17 de abril del 1939 – Desaparecido el 1° de junio de 1977.
No pudo, ni siquiera, jugar el segundo tiempo.
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