top of page
  • Foto del escritorPato Ramón

Sueño Cumplido

Sueño cumplido

"Mis sueños son dos. Mi primer sueño es jugar en el Mundial, y el segundo es salir campeón de octava y lo que siga en el campeonato este (con Argentinos)".



A partir de que la Selección Argentina se consagro campeón del mundo en México 1986, aquella memorable frase que Diego Armando Maradona dijo en sus inicios como futbolista, jugando en la octava división de la Asociación Atlética Argentinos Juniors, cada deseo que pueda haber hecho realidad algún otro deportista, quieren darle tanta, o más repercusión que al suceso mismo.


Haber dicho lo que dijo en su oportunidad el Pelusa del equipo de Los Cebollitas de Villa Fiorito, y no lo que después se configuro con aquella entrevista en la que modificaron lo dicho por el pequeño jugador en 1970, “…de salir campeón del mundo…”, palabras nunca dicha, hizo que trascendieran en gran escala al haber logrado el título ecuménico.


Cuántos jugadores conocemos que habrán pensado, o manifestado públicamente, oraciones de ese tipo, proyectando sus ambiciones de triunfo, sobre todo cuando esas empresas son tan difíciles de lograr para la mayoría de los oyentes de esas expresiones, ya que no tienen la posibilidad, ni siquiera, de intentarlo. Y por qué no decirlo, además, que esos deseos en muchas oportunidades son respaldadas por aluna promesa, casi utópica de cumplir, pero tan común en este mundo del fútbol en dónde promesas y cábalas, van por la misma senda, cual penas y vaquitas de Héctor Roberto Chavero, o de don Atahualpa Yupanqui, como más les guste.


¿Cuantos pibes debutantes en el Turismo de Carretera habrán pensado, y manifestado el deseo de largar en la pole posición en su primera carrera? No tengo dudas, todos.


Luego de consagrarse en los Gran Premio Polla de Potrillos, GP Jockey Club, y el GP Nacional, ¿cuántos jockey habrán soñado ganar un Carlos Pellegrini para alzarse con la cuádruple corona del turf argentino? Muchísimos.


Aunque no tan ambicioso, el paulista Oscar dos Santos Emboaba Júnior, más conocido en el mundo del balompié como Oscar, también tuvo sus pretensiones una vez que confirmaron su nombre en la lista definitiva del plantel del seleccionado de su país, para disputar, justamente en Brasil, de local, el Campeonato Mundial de Fútbol FIFA 2014.


Soñar no cuesta nada, como tampoco pedir, dice algún dicho popular.

Es por eso que nunca comprendí a este jugador brazuca, que su deseo fue muy mesurado si tenemos en cuenta que juega en una de las selecciones que siempre son animadoras en este tipo de competencias, y más que eso de ser animadoras, ya que siempre son de las favoritas por su histórico potencial futbolístico plasmado en sus cinco copas mundiales en sus vitrinas. Y como si fuera poco todo lo manifestado, jugaban en su propia tierra, aunque eso, para nuestros vecinos, les traía el peor de los recuerdos por lo sucedido en aquel tan lejano, pero siempre presente, 1950, con el Maracanazo uruguayo.


Lo único que deseaba Oscar (según lo que me dijo mi corresponsal Julián Taborda, en una exclusiva que Oscar le concedió), era, “llegar a semifinales del Mundial, y tener la suerte de hacer un gol”.


Para una persona singular como yo, o como mucho de ustedes, lograr jugar una semifinal, y además convertir un gol, sería un sueño inalcanzable, pero para un jugador como Oscar, y con todo el pro que mencione anteriormente, no era tan imposible. Por eso me sorprendió que no haya volado un poco más alto con la ilusión de pedir jugar la final, y por qué no además, ahí sí convertir ese gol que quería hacer en semifinales, y poder ganar el mundial. Pero no fue tan ambicioso Oscar, y solo se conformaba con jugar la semifinal.


Y tal vez por ese afán no desmedido, es que el sueño se le cumplió a Oscar dos Santos Emboaba Júnior. Sí, Morfeo, como Dios de los Sueños que es, le concedió a este delantero todo lo deseado, por lo tanto, pudo jugar en una de las semifinales del Mundial 2014, y también conseguir un gol.


Nada fue eso, fue el único jugador brasilero que pudo conseguir un gol en aquella recordada semifinal.

Claro está, su rival, Alemania, convirtió siete goles, para establecer la cifra más catastrófica sufrida por una Selección de Brasil en una competencia de esta envergadura.


En esta ocasión, al bueno de Oscar, los sueños se cumplieron, pero para la próxima, ve por todo, no te conformes con ser subcampeón, o solo que no te expulsen.


Total, soñar y pedir, no cuesta nada.

4 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Mis 15

bottom of page