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  • Foto del escritorPato Ramón

Toquen las bandas

Actualizado: 2 feb 2021

Faltaba un mes para terminar las clases en el colegio Comercial mixto. Seríamos unos 23 varones y 18 chicas en el curso. Éramos unos azotes para los profes, y sobre todo para las VIEJAS LOCAS de mecanografía y botánica. Y a decir verdad, la única que se salvaba era la que nos daba Educación Sexual, una tal FABIANA CANTILO, que estaba muy buena, y hasta creo que fue mi primer amor inalcanzable de la adolescencia, y ahora que lo recuerdo le supe dejar sobre su escritorio un chocolate con ALMENDRA. Pero nunca se enteró que había sido yo el jeropa que se lo dejó.


En el curso estábamos muy DIVIDIDOS, como siempre pasa. Los estudiosos por un lado, los muy vagos y CALLEJEROS por el otro; los tragas, que les gustaban las matemáticas, química y física, y los otros, nosotros, el grupo nuestro, al que le gustaba el fútbol y el arte, el césped y la música. Casi por obligación nos volcamos a estos rubros. Esto sucedió desde el inicio, desde el primer año. Ninguno de los que estamos juntos en esta barra, nos conocíamos. Pero el fútbol ayudo, y mucho.


Todos vivíamos en el mismo barrio, cada uno había ido a una escuela primaria distinta, pero el club nos juntó, nos unió de una manera que hasta el día de hoy somos inseparables, y además colaboró para que todos eligiéramos la misma escuela secundaria.


Podrán pensar que practicábamos algún deporte, pero no, todos éramos unos amargos en cualquier disciplina deportiva que podíamos intentar participar. Muy ojotas absolutamente todos. Pero como dije antes, el fútbol nos abraso de una manera para forjar una amistad inquebrantable.


Pero si no jugaban, cómo el fútbol los podría haber unidos, se preguntará más de uno.


Y la respuesta es que cada uno de nosotros tenía un hermano, o un primo, que jugaba en el primer equipo de nuestro querido club de barrio, que no era otro que una centenaria institución, la entidad más importante de la ciudad, el Club Atlético Fútbol y Patín.


Era un equipo bravo, ¡¡¡cómo pegaban esos jugadores, máma mía!!! Cada partido era una MASACRE. Recuerdo muy bien las batallas que libraban con un equipo de la zona rural, ellos eran unos señores jugando al fútbol, eran LOS CABALLEROS DE LA QUEMAda. Por lo tanto, cada domingo el fútbol nos convocaba para alentar a nuestro querido club, sin duda, uno, sino el más pobre del mundo como alguna vez me dijo mi amigo la Gallina. Lo poco que recaudaban para solventar los gastos lo hacían con ventas de pollos y RIFFas. Cuando entraban a la chancha los jugadores, eran dignos de lástima por la indumentaria que vestían, eran muy entusiastas y querían mucho al club, pero eran unos JÓVENES PORDIOSEROS por la manera en que se vestían.


No solo pobre era este club, la mugre que había en la utilería hacía casi imposible la permanencia de un desconocido ahí adentro, primero, por la cantidad de ratas en las estanterías que aparecían por el CIELO RAZZO, eran LOS SUPER RATONES más grandes de la ciudad; y la otra, por LOS PIOJOS en las rastas del utilero Lito que te daba comezón ajeno. ¡CARAJO!, me dije, cómo puede vivir este chabón con todos esos habitantes en su cabeza, y más en su lugar de trabajo, ni el pobre perro BULLDOG que tenía, al que llamaba PIER, se quería quedar ahí dentro, se la pasaba echado bajo el ÁRBOL de moras, que años después fue talado, y con la madera recuerdo que hicieron “la balsa” con la que el utilero, LITO (NEBIA), en los veranos, se iba a la Mar Chiquita a surfear ya que en esa época, sin fútbol, se sentía solo y triste en ese mundo abandonado. Y ahí se iba Lito con su balsa partiendo hacia la locura a naufragar.


Entonces, cada fin de semana, en lo más alto de esa tribuna tubular, nos encontraba agarrado de los trapos y tocando el bombo, algunos, otro la trompeta, o algún redoblante. Por eso les decía, la música nos gustaba a todos, pero el fútbol nos unió como amigos. Aquella tribuna fue el primer punto de reunión. Fue el lugar de inicio de nuestra amistad.


Amistad que se fortalecía en cada noche de ensayos de la promisoria banda que habíamos formado, y que al principio solo hacíamos música de cancha, un poco de cumbia y también candombe. Pero con el tiempo, y a medida que mejorábamos nuestra condición de músicos, pudimos volcarnos al repertorio que realmente y más nos gustaba, el rock nacional.


El gusto musical de la banda era fundamentalmente el rock nacional, todos habíamos mamando esa música desde nuestra adolescencia. Nunca me voy a olvidar cuando nos juntamos por primera vez, éramos un desastre desafinando, ni siquiera a LA RENGA Beatriz, la hermana del Zorro Héctor, nuestro batero, fiel seguidora de nuestra banda, le gustaban nuestros primeros acordes. No solo era la primera y única seguidora, esta señorita de pata coja, sino que también era nuestra cebadora oficial de mates, siempre y cuando a nuestro tecladista, el gringo Tarsicio, no cayera con unas cajitas de vino tinto, las que las tomábamos así nomás, a pico de la caja, puro, a lo SUMO, alguna vez la cortábamos con gaseosa, o un chorro de SODA (STEREO).


Aquellos primeros acordes los comenzamos en el garaje de dos amigos, que no eran músicos, pero realizaban las tareas de plomos, ellos eran PEDRO y PABLO; eran piolas, nos cedían el lugar para ensayar, a pesar de los disgustos que le provocábamos a su madre quedándonos hasta altas horas en las madrugadas. No podía dormir la vieja, se la pasaba yendo de la cama al living, hasta que nos íbamos. Siempre estaba con los temas de la iglesia, con la PASTORAL, por eso decía que éramos unos demonios por algunas letras que interpretábamos. Eso sí, los dos hermanos tan buenos que eran cediendo el lugar para los ensayos, eran uno peor que otro de amarretes, ya que eran LOS MISERABLES de la barra, ni un peso le sacábamos para comprar una cuerda de guitarra, un parche para la batería, o al menos para el tinto. Siempre se lo decíamos cuando terminábamos de ensayar, y no les gustaba para nada, se ponían INDIO, SOLARI se quedaban los dos en el umbral de la puerta puteándonos y diciendo que no iban a prestar más el lugar para ensayar.


Con el tiempo, y con los impostergables y superadores ensayos, la banda comenzó a sonar como tal. No éramos el único conjunto roquero en nuestra ciudad, como a tres cuadras estaban LOS RODRÍGUEZ, que eran cuatro hermanos gallegos que tenían de líder, no recuerdo bien como le decía, si era PESCADO RABIOSO, SALMON o CALAMARo, pero sé que era un bicho del agua. Igual, ni bola le dábamos.


El primer recital que dimos, bha, dimos, fue un gran encuentro de bandas al que nos invitaron a través de EL OTRO YO, así le decíamos al quiosquero de la vuelta de casa, porque era muy parecido a mí.


Nunca habíamos tocado fuera de la ciudad, solo en la plaza, en el club, o en alguna escuela de la ciudad, y esta vez estábamos invitados, y a la vez indecisos a ir, siempre decíamos que éramos una banda de entrecasa, que nuestra música no les iba a llegar. No nos conocía nadie. Recuerdo que para que nos aceptaran, más allá de la invitación que no habían hecho, les teníamos que enviar un demo con nuestra música. De ante mano les advertimos que NO TE VA GUSTAR lo que hacemos, pero ellos insistieron, y nos alentaban a ir, y que nunca hay que dejar de intentar y mostrar los que uno hace por vocación y placer, porque después con el tiempo te podes quedar con la SPINETTA (JORGE ALBERTO), de que si podrías haber triunfado, o no.


Al final nos decidimos y arrancamos. Era en ALMAFUERTE, por la zona del Embalse de Río 3º. No teníamos ni idea por donde teníamos que ir, y lo peor, no sabíamos en qué ir. Alguien nos dijo que teníamos que agarrar por LA 25, la ruta que nace en Córdoba, sigue por Alta Gracia, y así llegaríamos. Pero no era esa, sino que era la Ruta Provincial Nº 5.


La movilidad para trasladarnos hasta allá, fue todo un tema. Primero que no teníamos en que ir, y después que ni un mango como para alquilar una combis, o un micro, para que con algunos de nuestro seguidores que se querían colar, poder abaratar los costos del viaje. Al final Huguito Luis, el petiso del grupo, y que tocaba el bajo (obviamente no podría tocar otra cosa con sus 163 cm), y que muy bien le hubiese ido en el TURF como jockey, dijo que tenía un amigo con un auto bien grande que podríamos entrar todos, inclusive los instrumentos. El tema era que la máquina consumía mucha nafta, tenía un V8 en el motor. Pero bueno, nos dijimos, no tenemos muchas otras opciones, entonces enfilamos para el recital en uno de LOS FABULOSOS CADILLACS, de colección, que tenía este chabón, que a decir verdad, era medio matón, feo como un mono, se hacía el KAPANGA, ¿recuerdan el luchador de Titanes en el Ring?, bueno, esa onda tenía, parecía un A.N.I.M.A.L. el lomo que tenía.


Recuerdo que se hacía la hora de la partida y el Facha Denis, nuestro cantor y a cargo del güiro, no aparecía, es más, mando a decir que la noche anterior habían comido locro y estaban todos INTOXICADOS, que había ido al médico y le había dicho que lo había atacado un VIRUS, y por esa razón no paraba de largar FLEMA. Pero eso les pasa por porfiado, siempre les decía, no vayan a comer al bar del PITI ALVAREZ, miren que a la comida siempre le pone algunos ingredientes muy personales. Pero bueno, no hacen caso.


A alguien se le ocurrió que sin la voz del grupo no deberíamos ir. ¡LAS PELOTAS!!! exclamó Tarsicio, el tecladista, no podemos perder esta oportunidad, es nuestro primer recital, nuestra presentación ante el gran público. No alcanzo a decir eso, que por allá, doblando la esquina, se asomaba nuestro cantante, era una hilacha el pobre, no sé, parecía una RATA BLANCA de laboratorio, había perdido una pila de kilos, parecía que estaba deshidratado el pobre. Ahí nomás el Huguito Luis le dio un par de KARAMELO (SANTO) para que le subiera el azúcar, se estaba poniendo morado ya el Denis. Para mis adentros pensaba, si así está el cantante, el que más facha tenía, que era la cara visible de la banda, y si no tomaba un poco de color, la imagen que daríamos seríamos de unos AUTENTICOS DECADENTES.


Fue todo un acontecimiento para nuestro barrio, cómo olvidarlo, como si fuera hoy nuestra partida. Por un lado aparecieron LOS ABUELOS, DE LA NADA, sí, así como dos ENANITOS VERDES, que eran los padres del padre de Mónica, que nos recordaban que no nos olvidáramos de tocar un TANGUITO y que se lo dedicáramos a ellos, o al menos LOS TWIST que tenían grabados en un casete TDK.


Solo pensar en su nieta Mónica, me volvía loco. Era una muchacha ojos de papel, de pequeños pies, con ese cabello desalineado, piel de rayón, corazón de tiza, una boca de labios carnosos que te hablaba con voz de gorrión, y ni que hablar del PAPPO que le marcaban sus blue jean que lo sabía usar con un SUETER blanco que le marcaba sus pechos de miel. Me alteraba LA VELA PUERCA esa piba, tenía un lomaso, irradiaba vitalidad, era, no sé, tan, tan, TAN BIONICA, sí eso, parecía de otro planeta la morocha, se me caían las BABASónicos por ella. Algunos me decían que no me metiera con Mónica porque ELLA ES TAN CARGOSA, y que por eso nadie la aguantaba. Nunca me olvidaré cuando me pidió que la acompañara hasta la farmacia para comprar LAS PASTILLAS DEL ABUELO. Jure amarla hasta que por la ventana suba el sol. No pudo ser.


Listos por salir, la puerta del baúl del viejo auto cerró, por suerte, de manera HERMÉTICA, a pesar de la gran cantidad de instrumentos que colocamos en la cajuela. Temprano salimos, casi al alba, a CONTRALUZ del sol que a medida que avanzaba la mañana, comenzaba a calentar más y más.


A mitad de camino se armó una tormenta, increíble el aguacero que nos agarró. Pero fue algo muy SUI GENERIS, singular, digamos, casi excepcional como se puso el clima. La tormenta se desato con un vendaval de agua, rayos, refusilos y centellas, tantos, que parecía que caían bombas MOLOTOV, esas incendiarias, viste. Y de repente, todo pasó, apareció el ARCO IRIS, y como por arte de magia, no sabría cómo explicarles, un centenar de aves aparecían de todos lados, como si LA MÁQUINA DE HACER PÁJAROS se hubiese puesto en funcionamiento y no dejaban de aparecer, de todos los tamaños y colores.


Primero nos asustamos un poco, lo tomamos como un ATAQUE (77) de LOS BRUJOS que muchos decían hacían hechizos y que vivían escondidos en las montañas del Valle de Calamuchita. Decían que preparaban maleficios con LOS GATOS que le robaban a LOS RANCHEROS, y los ahogaban en el mismo lago del embalse, para cocinarlos con las plumas de LOS PERICOS que eran plaga en la zona.


Uno de los ayudantes que teníamos, siempre hablaba de esas cosas, porque había vivido mucho por esa zona, era muy supersticioso, siempre decía que MIGUEL, ABUELO del plomo, le había contado cuando era chico que todo era verdad, y que si hacías algo para evitarlo, o burlarte de esas patrañas, TODOS TUS MUERTOS se levantarían por las noche y no te dejarían en paz hasta convertirlo en ANGELES DEL INFIERNO para terminar encerrándote en un PANTEON ROCOCO.


Después de escuchar todas estas historia, le dije a JUANSE, nuestro plomo más veterano, mientras se preparaba otra caja con tinto, ¡QUÉ TE PASA (SQUASH)! a quién va a asustar con esas historietas este pibe, no se das cuenta que son SERU GIRAN, no tienen ningún significado para nosotros esas giladas de su abuelo.


Resumiendo, los problemas no fueron pocos, primero no conseguíamos movilidad, después nuestro cantante se enfermó; a eso se le sumo la tormenta que se desato a mitad de camino. Y ahora que ya estábamos cerca, apareció una manifestación, los mismos de siempre, los que se creen los dueños de las rutas, piqueteros, LOS VIOLADORES de los derechos de los otros. No me van a creer, LOS TIPITOS estos no sé qué excusa nos pusieron para manguearnos algo, por suerte les gustaba el vino como a nosotros, y les dejamos una caja de tinto, y una damajuana de vino blanco, que cara nos había costado, era de la marca THE VALDERRAMAS (bodega ILLYA KURYAKI). Y así pudimos zafar de estos atorrantes. Siempre una caja de vino es bueno tener para aguantar alguna coima cuando te aparecen estos GUASONES. Nunca llevábamos otra bebida, ni siquiera el conocido fernet, menos un termo con CAFÉ (TACUBA). Naaaa…ni ahí café.


El letrero verde de Vialidad Nacional decía, Embalse. Llegamos dijo el Zorro Héctor, y ahí nomás paramos, como para estirar las piernas, asegurar que todos los instrumentos estaban en perfectas condiciones, echarse un meo, un puchito, y esas cosas.


A todo esto, y sin darnos cuenta, paro la estanciera de uno de los plomos que nos seguía bien de cerca, sin perdernos pisada. Moncho, que por su melena lo apodábamos cabeza de LEON (GIECO), y cuatro amigos más también descendieron del vehículo, con mucho olor a vino tinto, y “otras yerbas”. Moncho era como el jefe de los plomos, era porteño, hacía un par de años que había llegado a nuestra ciudad, muy cheto él. Y porfiado, eso sí, demasiado. Por eso el sobrenombre que se había ganado le caía como anillo al dedo, y que no era otro que PORCHETTO (PORfiado y CHETTO). Pero esta vez lo que él decía tenía razón. Nuestras ansias por llegar nos hicieron equivocar, y todos pensábamos que el recital era en Embalse, pero no, era en ALMAFUERTE, muy cerca de ahí. Entonces aprovechamos el parate para picar algo, tiramos un mantel en el suelo y al unísono, varios, al verlo todo sucio, se acordaron, y dijeron, LA MANCHA DE ROLANDO, haciendo referencia al gran círculo morado que teñía el centro del mantel, cuando justamente, Rolo, supo derramar una jarra de sangría en la última juntada del día del estudiante. Y fue ahí que el más pibe de nuestros seguidores, Pato, canasta en mano, comenzó el reparto. El tipo quedo como un REY, PATRICIO, Y SUS REDONDITOS DE RICOTAS, muy sabrosos y famosos en todos lados, ya que los hacían en la rotisería de su mamá. Esos canapés serían nuestra única y última comida del día. Los choripanes los reservábamos para la cena.


Otro que se agregó al grupo, y que en soledad había partido de nuestra ciudad, siguiéndonos, era mi amigo Ata, el pelado, que lo había conocido en el club. Era terrible el Ata, recuerdo cuando salía con dos hermanas a la vez, SANDRA y CELESTE (Mihanovich - Carballo) se llamaban, nunca ninguna de ellas lo supo, era una quimera del pelado amigo estar con ese DUO FANTASÍA, la misma fantasía que le ponía cuando agarraba la Spalding. Su movilidad no era otra que su poderosa moto, y de esto me hago cargo de que no sé nada, apenas si distingo una bicicleta con un auto. Pero esta sí que era una gran moto, tampoco me pregunten la marca, sé que unos decían que era de la famosa marca americana, una Harley Davidson, pero para mí era una SKAY BEILINSON. Era una alegría que estuviera el Pelado, quien ni bien bajo, saco de sus alforjas una gran pata asada de CORDERA (GUSTAVO) para sumarse a la picada, y lógicamente, dos botellas de cerveza, su bebida favorita.


Al cabo del almuerzo, estábamos muy motivados, obviamente sin querer ser ESTELARES en un recital que contaba con megas estrellas. Por otro lado, no nos apocábamos ante la responsabilidad, diciéndonos que no tendríamos una voz en el grupo como la de Gardel, pero nos sentíamos LOS GARDELITOS.


Ya en el predio, y en contacto con el organizador nos preguntó por nuestra demora, nos quería agarrar a PALAZZO (JOSE), ya que según la programación tendríamos que haber actuado a primera hora de la tarde, con el inicio mismo del recital, porque éramos una banda desconocida, y era lógico, debíamos pagar el derecho de piso.


Después de esta conversación, nos deprimimos bastante, pensando en que no podríamos actuar.


Uno de esos que siempre te tiran mala onda, no tuvo mejor manera de desalentarnos con un ¡ZAS!, MIGUEL (MATEOS), nuestro chofer, de él venía el desánimo y la mala onda que nos tiraba. ¡Zas! volvió a repetir, que viajecito al reverendo pedo nos hicimos, y todo porque llegamos tarde, como siempre, por el Facha Denis, siempre con una excusa, esta vez por su ingesta del locro, la otra vez porque no encontraba sus vinchas.


La tarde caía, y la presencia en el escenario de las mejores bandas comenzaban a desfilar, cuando de repente vemos que se acerca el barbado organizador a las corridas, diciéndonos, “métanle muchacho, los pude colocar antes de la presentación de la máxima estrellas de la noche, pero no pueden tocar más de tres temas, espero que no me fallen, y aprovechen esta oportunidad”.


No podíamos creer lo que nos decía, tocar en el mismo escenario de uno de nuestros mayores ídolos musicales era todo un sueño. La VIVENCIA que estábamos experimentando no tenía parangón.


La multitud estaba efervescente cuando subimos al escenario. Estaban ansiosos por el número principal, la banda que había convocado a la mayoría de los presentes, sus seguidores de todo el país estaban ahí, se habían comido toda la tarde en la espera de su ídolo. El locutor de alguna manera los quería calmar, estaban hechos unas fieras y entre escupitajos, cajas de vinos y alguna que otra lata de cerveza, terminó de anunciar al último grupo telonero, que no era otro que el que conformábamos nosotros.


Una interminable silbatina nos recibió alentándonos como coro mientras subíamos a las tablas. Una gran trifulca de un grupo de no más de quince chabones se agarraba a las piñas con el resto de la multitud. Ese puñado minúsculo, que de paso cobraron para que tengan y guarden, no eran otros que nuestro seguidores cobijados con el trapo que los identificaba con el nombre de nuestra banda y ciudad.


A duras penas pudimos terminar nuestro segundo tema cuando apareció él, el ídolo de todos, al que estaban esperando desde las primeras horas del día. Y la verdad sorprendió a todos, porque no había subido para iniciar su show, ni siquiera había sido presentado por el anunciador. El tipo subió, le pidió el micrófono al Facha Denis, nuestro cantante, y dirigiéndose a la masa, que al verlo se quedaron paralizado y enmudecidos, mientras escuchaban el pedido de silencio y un poco de respeto hacia nosotros.


Nosotros no podíamos creer lo que escuchábamos de este tipo, la máxima figura del rock nacional, pidiendo silencio para unos ignotos teloneros que pretendían terminar su presentación con un último tema.

Rápidamente al Zorro Héctor, el batero, aprovechando el momento, y astuto como su sobrenombre lo indicaba, sugirió hacer un tema de él, del ídolo nacional, lo que no solo lo sorprendió al escuchar los primeros acordes, sino que a dúo con nuestro cantante se prendió cantando bajo el sonido de nuestra banda. Incrédulos de lo que sucedía, sorprendidos de la mejor manera.


La multitud deliraba con la letra de Demoliendo Hoteles, que hacían de coro cuando el Facha Denis, un gran caradura a esa altura de la noche, les acercaba el micrófono al borde del escenario.


El dueño del medio bigote rubio más popular de Latinoamérica no solo logro silencio para que fuéramos escuchados, sino que canto a la par de nosotros como un entusiasta más.


El gran CHARLY GARCIA nos había apadrinado en nuestra presentación, en la primera incursión, ¡¡¡vaya manera de debutar!!! Charly era, es, la VOX DEI, la verdadera voz popular del rock.


Al otro día, y mirando por la tele las secuencias en todos los noticieros y programas de música donde destacaban la actitud del gran Charly, y la promisoria aparición de una banda del interior del interior. Ahí recién nos dimos cuenta que aunque solo habían sido tres temas los que pudimos tocar, lo habíamos hecho con ALMA y VIDA, sin ninguna duda, dejamos todo. Y hasta se me pianto un lagrimón recordando a mi maestro de guitarra, ya finado. Había encontrado la muerte por una descarga eléctrica con mi viola, en un ensayo, que paradoja. Por eso en estos momentos recuerdo también a su VIUDA, E HIJAS (DE ROQUE ENROLL), quien fue mi primer y mejor maestro.


Tampoco fue menor mi furcio, cuando el gobernador de Córdoba le entregó una plaqueta recordatoria al genio del bigote bicolor. Pasando por el frente del mandatario, y ya en retirada buscando las escaleras, lo salude dándole un abrazo, y despidiéndome en nombre de la banda con un, “muchas gracias señor gobernador por apoyar al rock”, para terminar con un “muchas gracias señor, NITO MESTRE”.

Bueno, cuando me vi por la tele en esa acción, me di cuenta del error, ya que no era Nito, sino Javier Mestre.


¡Que sea rock!!!

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